El centro de la tierra es una estrella,
un fuego rojo y líquido.
el corazón del mundo palpita, su pulso
gesta la palabra
que viene del fondo de la historia
yo era su criatura
y quise ser su reina
abrí orgullosa el pecho para mostrar mi llama
la ostenté como si fuera mía
permití que el viento la avivara
pero no era mi mérito
no entendí los nombres de las cosas,
desempolvé el silencio con palabras
gastadas
pensé que era brillante
y no era nada
expulsada del suelo en el que se hundían
mis raíces, ahora camino errante,
sin destino ni patria
sólo me anima el latido de la boca
en mi seno,
el recuerdo de que una vez
no estuve sola
pero ese tampoco fue mi mérito
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